Los desafíos que enfrentan nuestras comunidades hoy son múltiples: una recuperación económica justa y equitativa de los golpes de la pandemia del COVID-19; evitar una catástrofe climática; un enfrentamiento con el legado del racismo y la injusticia demétnica; superar la inestabilidad global y los conflictos que ésta genera. Cada uno de estos desafíos presenta una amenaza a la vida de todos los pueblos, y en particular a los pobres y las comunidades históricamente marginalizadas.
Éstos desafíos son agravados por una crisis que ha definido nuestro país por demasiado tiempo: la inequidad de riqueza. Ya a alturas históricas, la inequidad explotó durante la pandemia. Mientras millones perdieron sus trabajos y ahorros, los más ricos sólo se han enriquecido más.
Ésta inequidad no es casual. Es el resultado directo de un sistema económico que concentra la vasta riqueza de nuestra nación en manos de unos pocos. En éste momento de crisis múltiples, no triunfaremos por remendar los bordes de nuestro sistema actual dentro de los confines de una economía extractiva. Necesitamos un acercamiento transformador: La creación de riqueza comunitaria (CRC).
¿Qué es la CRC?
La creación de riqueza comunitaria (CRC) es un modelo de desarrollo económico que transforma las economías locales basado en la tenencia comunitaria directa y control de bienes. Desafía los modelos fracasados que han sido aceptados ampliamente en nuestro país por demasiado tiempo, y ataca las raíces de la inequidad.
¿De dónde sale la CRC?
Descrito por primera vez por la fundación The Democracy Collaborative en 2005, CRC retoma elementos progresivos de desarrollo comunitario (como fideicomisos de suelo colectiva, cooperativas de trabajado asociado, bancos públicos y más) y los refuerza por conectar y escalarlos de forma sistemática para cambiar las vidas y las economías de nuestras comunidades. Lo hace en coordinación con gobiernos locales, equipos de desarrollo económico, instituciones anclas, líderes y organizaciones comunitarias, juntos identificando los elementos más necesitados localmente y proveyendo un marco teórico para ver el panorama completo.
Creemos que cuando se practica de forma holística e interconectada, la CRC puede democratizar la economía desde la base y construir el sistema político-económico equitativo y sostenible que necesitamos.
¿Para quién es la CRC?
Mientras sus principios pueden y deben ser aplicados a todo nivel por todo actor dentro de una economía local, la CRC es especialmente poderosa como una línea determinante de un gobierno local. Está hecha para ciudades y comunidades que no están satisfechas con reformas menores y quienes están listos para resetear el sistema por completo—desafiando las mismas ideas que han sido ampliamente aceptadas en la práctica de desarrollo económico por demasiados años para de una vez atacar la inequidad de riqueza a sus raíces.
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